Entonces le crecieron alas...



 Desde pequena sabia lo que queria.  Sus hermanos siempre le preguntaban a Sabrina su opinion en todo.  En muchas ocasiones hasta sus padres recurrian a ella para una toma de decisiones.  Su vida se tornaba mas interesante unas veces y otras un poco aburrida como suele sucedernos a todos. 

Habia llegado a un momento en su vida de adulta en donde por primera vez sabia lo que era el temor, nunca antes lo habia experimentado y eso la asustaba mucho.  Se encontraba ajena a ella misma, sus pensamientos poco reales la confundian mas y mas y por primera vez no supo lo que queria.

Tenia que tomar una decision  pronto sino su vida se convertiria en un letargo.  A duras penas podia respirar, su mirada se inundaba en agua y sal y sus manos temblaban como hoja de otono. Sus labios resecos no le permitian sonreir y sus sentidos estaban lejos e indiferentes a su tristeza.

Caminando lentamente, pausadamente fue acercandose poco a poco al acantilado.  Alli donde el viento se desliza sobre las rocas, donde el sonido del mar hace eco al canto de las sirenas y donde nadie podia verla.  Por primera vez el miedo le habia nublado el entendimiento y el temor se habia acrecentado con el fuego del recuerdo. Se detuvo, miro a su alrededor como si fuera la ultima vez que miraria aquel lugar, su corazon latia incontrolablemente y peor aun no podia hacer nada.  Habia llegado el momento y no encontraba las fuerzas para hacerlo.  Vestia un traje color oscuro que graciosamente dibujaba su delicada silueta.  Su cabello suelto danzaba suavemente con el rumor de la tarde esparciendo su perfume como olor fragante, dejandose ir como ventisca hacia el firmamento. 

Cerrando sus ojos, camino discretamente y se detuvo, no podia hacerlo el miedo la inmovilizaba.  Ya estoy cerca pensaba, pero sus pies no respondian a sus deseos o tal vez seria que su corazon estaba tan lastimado que se habia olvidado del tanido de su voz?

Que mas da, dijo para si y lentamente fue acercandose mas y mas, sus pies estaban en el borde, ya no importaba si tendria la valentia de lograrlo o el miedo a fallar; despues de todo estaba sola, nadie seria testigo solo ella y los habitantes solitarios de aquel lugar. Expandio sus brazos, y respirando profundo, oliendo el sabor a mar, quiso cerrar sus ojos para no ver, fue entonces que le crecieron alas, livianas, suaves, hermosas.  Ya el acantilado no tenia sentido, habia perdido el miedo y nada la detenia.

Era de tarde, y alli sobre aquel risco, Sabrina supo que podia volar.  Se dejo ir con la confianza que volaria y quiso emprender su vuelo.  Fue facil y sencillo solo tuvo que desearlo y le crecieron alas.  Sonreia y miraba al cielo, ahora entendia que todos los seres humanos poseemos alas, solo tenemos que cerrar los ojos, querer tenerlas y saberlas usar.


1 comments:

Paula P. dijo...

ah! esa sensacion frente al acantilado es realmente impresionante.... lo dificil siempre es el primer paso...